Poeta Nafra

Cuando Carles Casagemas planea la muerte de Germaine Gargallo, a la que ama con una obsesión enfermiza, se incluye a él mismo en el acto. En realidad lo ha preparado como una pequeña pieza teatral, quizá como una última declaración de amor y asalto fratricida hacia Picasso. ¿Hubiera sido uno de los grandes? ¿Lo fagocitó Picasso? Lo cierto es que el suicidio de Casagemas abrió una brecha dramática en Picasso ahogándolo en la etapa azul, hundiendo a Germaine Gargallo en el cambio de siglo y diluyendo la obra de Carles en el terreno de las conjeturas. De él solo nos quedan cartas, esbozos, poemas y un sabor amargo a artista derrotado.